Las horas de Julia



Julia salió de la cama vestida.

Bajó de la luna en puntas de pie y se puso a tostar las horas.

Comió minutos y segundos en el balcón.

Se fue arrastrando las pantuflas sobre adoquines de manzana.

Más tarde se trepó a la luna.

Alcanzó a leer su vida en la palma de la mano y pasó  una eternidad.

Julia volvió a la cama. Aún vestida.


LUS

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